Creo que
Miguel Ángel Molina consiguió sacar lo mejor de un buen puñado de microrrelatistas que aceptamos el reto de escribir, a su estilo, en 99 palabras. Confieso que fue muy difícil la selección, releer los 150 micros e ir bajando hasta los 5 que señalo a continuación. Cuando he ido conociendo tras el concurso a los autores, me he dado cuenta de que, aún sin identificarlos, me gusta lo que me gusta y son buenos amigos de estos jardines. A Miguel pongo por testigo de que no tuve ninguna información privilegiada y estos son realmente mis votos en el concurso.
Como no tengo libro que añadir a los regalos del concurso, ofrezco un hueco en los jardines a "mis" seleccionados y animo a todos a leer a los ganadores oficiales y el resto de relatos en el blog oficial del
Concurso en 99 palabras.
5 puntos para: 45 La intimidad correcta de Manuel Rebollar.
Creo que lo tuve claro desde el principio, porque mantiene la tensión durante todo el micro y da un giro espectacular al final. Además, una vez leído el texto, el título me parece redondo.
LA INTIMIDAD CORRECTA
Esperas a que se haga más de noche, ya sabes cómo es el vecindario y lo que dirían si te vieran salir a estas horas. Ya está, es el momento, ya no hay luces que puedan delatarte. Aprovechas la oscuridad y avanzas por el callejón hasta llegar al garito que, oculto, te espera. Saludas al portero, entras y vas al baño de caballeros. Cierras con pestillo. Ahí está. Notas la excitación, palpas el bulto de tu pantalón. Lo sacas, le quitas el capuchón y gimes de placer cuando, sobre la puerta, marcas con bolígrafo rojo las faltas de ortografía.
4 puntos para: 61. Restauración de Ángeles Sánchez
La imagen de la anciana "restaurándose" delante del espejo me parece deliciosa, tierna. Podría quedarse ahí, pero la última frase va un paso más allá y se llena de esperanza y optimismo. Realmente va a comerse el mundo.
RESTAURACIÓN
Se levanta vieja, arrugada y cansada. Agarra el bastón y a trompicones logra llegar al lavabo, donde, no sin cierto temblor, saca la caja de pinturas y los pinceles. Comienza a dibujarse. Se pinta unos bellos ojos, una boca carnosa, una piel sonrosada. Un cuerpo lleno de curvas recogido en un breve vestido vaporoso. Borra el bastón, las canas, las ojeras, el temblor de sus manos. Satisfecha, sonríe mientras sale al balcón y arroja la caja. Cierra la puerta con la esperanza de que, en el tiempo que le cuesta bajar las escaleras, el mundo también se haya embellecido.
3 puntos para: 83. El número imposible del circo mundial de Nicolás Jarque
Tras la primera lectura de los 150 microrrelatos pensé eliminar aquellos basados en las 99 palabras, pero este escritor de circo se me había quedado clavado en la retina. La imagen me gustó y el final es como un truco de magia muy resultón.
EL NÚMERO IMPOSIBLE DEL CIRCO MUNDIAL
¡Señoras y señores, pasen y vean el mayor espectáculo del mundo! y comprobarán como magia y realidad se funden, de la mano de un engendro llegado desde los confines del Polo Norte, donde las ideas se congelan y las musas nunca aparecen. Por favor, reciban con un fuerte aplauso a nuestro escritor maldito, que tendrá como reto extraordinario escribir un microrrelato con noventa y nueve palabras. ¿Qué como lo hará? Observen.
Se sienta, inspira hondo y se aprieta los nudillos. Silencio. Concentración máxima. Extrae una hoja en blanco, una pluma y escribe con buena letra: noventa y nueve palabras.
2 puntos para: 12. Mi pueblo de Fernando Vicente
Los motivos por los que nos gusta un texto son personales y, a veces extraños y difíciles de explicar. Este fue uno de los micros que tuve claro desde el principio porque me hubiera gustado escribirlo, porque transmite ideas, sensaciones... y porque de fondo suena Duncan Dhu ("en algún lugar de un gran país...)
MI PUEBLO
En mi pueblo, como en todos, los cielos son azules y los prados verdes. En mi pueblo, como en todos, las mozas están más guapas para la primavera y a los viejos les gusta el vino fresco. En mi pueblo, como en todos, los ricos cada vez son más ricos y lo pobres cada vez tienen más hambre.
Dentro de poco nos mataremos unos a otros en otra guerra. Lo sé porque los niños ríen menos y los viejos dicen que esta cosecha salió amarga.
En mi pueblo, las madres lloran cuando entierran a sus hijos. Como en todos.
1 punto para: 143 Selenita de Marina de la Fuente
Elegí este micro porque pocas veces se cuenta la historia desde este punto de vista y esa piedra le da un toque especial abierto a múltiples interpretaciones que me encanta.
SELENITA
— ¿Me estás pidiendo que no tire este pedrusco porque tu padre “te lo ha traído de la luna”? — Asiento y empleo una mirada de súplica como último recurso para conservar mi meteorito. — Hija mía, te creía menos ingenua… — dice suspirando de forma dramática — ¿Cuántas veces debo recordarte que tu padre es un mentiroso y un borracho?
Como era de esperar, la roca acaba en el cubo de la basura pero, en un descuido, consigo rescatarla. Si Mamá no odiase tanto a Papá sería capaz de ver como, semana tras semana, mi piedra crece y mengua con las fases lunares.